Género: Tragedia
Dirección y producción: Grupo de Teatro Griego 'Komos'
Idioma(s): Castellano (griego original)
Escenario: Teatro romano de Sagunto.
Fecha de la representación: 9 de abril 2014
Por sus ideas poco acordes con la sociedad en la que le tocó vivir, Eurípides fue el autor griego menos reconocido en su tiempo. En sus tragedias muestra personajes contrarios al tipo que seguían los demás autores: inseguros, oscuros, incapaces de enfrentarse a su destino... En la mayoría de sus obras el papel principal lo interpretaba una mujer. Además, tenía la mala costumbre de cuestionar la 'perfección' de los dioses y la existencia de los mitos en los que se basaba, en muchas de sus creaciones también ponía en duda la heroicidad de héroes clásicos como Odiseo (Ulises). Probablemente tuvo muchas riñas con sus contemporáneos a causa de su rara concepción del teatro, algo así como un StanleyKubrick del teatro griego.
Su obra 'Las troyanas', cuya representación fuimos a ver al teatro romano de Sagunto el día 9 de abril, trata sobre el desgarrador dolor que desoló a las mujeres troyanas después de la guerra contra los ejércitos griegos. Como era común en aquella época (aprox. 1200- 1100 a.C), los vencedores regresaban después de la batalla a sus casas con algo más que tesoros y gloria: esclavas y esposas. Esta tragedia nos sitúa en la piel de Hécuba, esposa de Príamo y reina de la ahora derruida Troya, quién observa, impotente y rapada en honor a la memoria de su esposo, como los griegos violan a una de sus hijas y destruyen los templos que su pueblo levantó en honor de los dioses.
He de decir que la puesta en escena no fue nada del otro mundo, más bien fue pobre. Pero si consideramos que esta tragedia se hizo hace cientos de años, cuando no existían apenas recursos, y suponemos (supongámoslo) que el director no ha querido decorados para mantener la esencia de la versión original, podemos pasar por alto esa carencia. Lo cierto es que los sacos tirados por el suelo y los banquillos le daban un no sé qué especial a la escena.
Por otro lado, si tuviese que resumir las actuaciones en una sola palabra sería "magistral", con comillas y todo. Creo que esta es una de esas otras producciones en las que no puedes prescindir de ninguno de sus integrantes.
Monólogo de Hécuba (en el centro) Fotografía tomada por Juan Rosado |
Vimos a una Hécuba, a una madre, a una reina, destrozada, desesperada, desgarrada ante el aciago destino que le espera a ella, a sus hija y a su pueblo.
Taltibio saludando Fotografía tomada por Juan Rosado |
A un Taltibio implacable que parecía no sentir ni la más minúscula empatía por las mujeres troyanas, y que, a pesar de no moverse por el escenario, brilló por su contundente tono de voz y la gravedad de sus palabras.
Monólogo de Cassandra
Fotografía tomada por Juan Rosado
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A una Cassandra enloquecida de tristeza, que barajaba muy bien las emociones que sentía el personaje, pasando del llanto desesperanzado a esa risa siniestra que caracteriza a los que se han vuelto dementes. Cuando esta actriz hablaba parecía desvanecerse todo lo demás, tanto por la voz entrecortada que rompía el alma a uno, como por lo bien que se desenvolvía en el escenario.
El Coro cogido de las manos Fotografía tomada por Juan Rosado |
Por último, el Coro. Bellísimo Coro. Por su implicación con la obra, por su cercanía con el público y puede que también por sus atuendos, fueron los personajes que a mí personalmente más me llegaron. Es posible hacer una gran actuación sin mediar palabra ni ser protagonista: las integrantes del coro seguían llorando y consolándose unas a otras cuando la escena se centraba en uno de los personajes principales, y eso es algo admirable. El aguante que debe tenerse para estar una hora y pico en el escenario sin decir casi nada, quietas en la misma postura, bajo un sol que hervía el agua, con túnicas hasta los pies, y actuando. La interpretación por gestos, estando a la sombra del protagonista, demuestra si realmente vives lo que estás interpretando. Esa forma de actuar es, en mi opinión, la que de verdad dice si un actor es Actor.
Hubo un detalle que me impresionó especialmente. Las troyanas tiradas en el suelo, destrozadas, mientras Hécuba lloraba... Y, de repente, descubro que una de ellas está escondiendo la cabeza en el regazo de otra, haciendo como que no puede soportar ver así a su reina. Me impactó esa imagen. No es la protagonista y actúa, ¡y sigue actuando! Ese gesto, sencillo y nada transcendental, demuestra una inmensa implicación en la obra, así como un gran respeto hacia el director y todos sus compañeros. Es un acto de generosidad, a mi parecer. Dejar a un lado el afán de protagonismo y centrarse en crear una imagen, una imagen creíble. No recuerdo ni el aspecto ni el nombre de aquella actriz, pero hizo que yo también me implicase en aquella historia tan antigua.
Pero, lo que posiblemente más me llamó la atención, de todas las cosas que me la llamaron, fue el curioso hecho de que, después de leer el guion en clase, aquella tragedia no se pareciera ni lo más mínimo a la que asistimos como espectadores. Como si hubiesen mantenido a los personajes y cambiado el texto, que, sin embargo, era el mismo. He de decir que en el aula yo encarné a Taltibio, a un Taltibio que en nada se parecía al que vi en Sagunto, y pensaba mientras transcurría la obra lo grande que puede ser un personaje si lo tratas como es debido. La magia de la interpretación.
Quisiera felicitar al grupo de actores que se zambulleron de cabeza en este proyecto, el grupo de estudiantes del IES Distrito Marítimo de Valencia que quisieron (sí, sí, por voluntad propia) dedicarse a dar vida a antiguas historias griegas y a sus autores. Porque debemos reconocer el esfuerzo que esto supone, porque llevan muchos años haciéndolo y porque forman parte de este otro mundo paralelo en el que todavía hay entusiasmo y entusiastas.
Grupo de Teatro Griego 'Komos' Fotografía tomada por Juan Rosado |
Por si queréis saber más de ellos, aquí os dejo un enlace:
http://www.grupokomos.com/GrupoKomos/Grupo_Komos.html
Agradecimientos: a Juan Rosado por las fotografías, y a Ana Arriaga y Jesús García por ofrecernos esta experiencia.
Mario, me alegro que tu primer contacto con la representación de una tragedia griega haya sido tan satisfactorio.
ResponderEliminarTe haré algunas puntualizaciones. En primer lugar, la puesta en escena no era pobre. Era la adecuada a la situación, un grupo de mujeres cautivas en un campamento enemigo, desprovistas de todo aquello que les recuerde su situación anterior.
En segundo lugar, Taltibio encarna el papel de mensajero, la voz de su amo. Ha de ser cínico y mero transmisor de los griegos. Su empatía aparece, al final, cuando ha de participar en el asesinato de Astianacte, donde descubre su lado más humano.
Por último, el coro es un claro protagonista en toda tragedia griega. Resume los aspectos más destacados del argumento, los protagonistas y sus actitudes. Sus movimientos y gestos al ritmo de la música no necesitan del acompañamiento de palabras, se bastan por si solos.
Una obra de teatro cobra sentido en su representación, no en su lectura. Es ahí donde uno capta y comprende su significado.
Ana Arriaga
Estoy de acuerdo contigo, Ana. Comento yo también un par de cosas. Hay un tipo de escenografía a la que se denomina técnicamente “teatro pobre”, no porque lo sea, sino por su sobriedad. De eso participa el teatro griego y puede resultar sorprendente desde los valores imperantes. Por otro lado, seguramente también esos valores, junto con la larga tradición del “teatro de la palabra”, hacen que se le dé más importancia al discurso y al yo, que a la representación. Creo que esto explica las percepciones de Mario; pero, como dice él al final de su artículo: existe otro mundo paralelo (y, por suerte, está aquí).
EliminarEstá claro que he valorado la obra desde una perspectiva equivocada. Tomo nota para la siguiente.
ResponderEliminarGracias por rectificarme, Ana.
Hola Mario: hiciste una buena crítica de la obra y me gustó mucho tu punto de vista. Captaste aspectos que, con seguridad, muchos de los asistentes no percibieron. Simplemente te faltaban datos sobre el género teatral griego.
EliminarDe nuevo estoy de acuerdo con Ana. No solo lo que sabemos o no sabemos, sino también los valores de la sociedad en la que estamos inmersos determinan lo que a priori valoraríamos como positivo, pero has sabido ver lo positivo justo en lo contrario. No se trata de una “perspectiva equivocada”, sino de una perspectiva que puede enriquecerse, tal y como confirma tu comentario. Buen trabajo de reflexión y escritura.
EliminarTal vez mi comentario anterior haya podido sonar algo brusco. Mi intención era decir lo que bien ha expresado Ana en el suyo: ignoraba algunos datos sobre este género que me habrían ayudado a elaborar una crítica más completa. Admito que he hecho un buen trabajo, pero trataré de tener en cuenta estos valores para, como dice Lluviadeideas, "enriquecer mi perspectiva" en la próxima.
ResponderEliminarDe nuevo gracias a las dos.