jueves, 27 de febrero de 2014

TEATRO DE MARIONETAS DEL SIGLO DE ORO

      De lo que me encontré en una maleta abandonada a la salida de un teatro en Montevideo

Dramaturgia y dirección: Claudio Hochman (a partir de textos de Lope, Tirso y Calderón)
Actor, manipulador y músico: Sergio Adillo
Concepción y fabricación de los títeres: Jesús Caballero

      El día 17 de diciembre de 2013, los alumnos de 1º de bachillerato de la optativa Castellano Lenguaje y Documentación, junto con 3º ESO, fuimos al teatro Espacio Inestable, situado cerca del centro de la ciudad de Valencia, para asistir a la obra teatral De lo que me encontré en una maleta abandonada a la salida de un teatro en Montevideo, a cargo de la compañía teatral La máquina real (así se denominaban las compañías que representaban espectáculos de títeres en los corrales de comedias).


     Cuando llegamos, nos ubicamos en nuestros respectivos asientos y descubrimos un escenario un poco rudimentario: ausencia de telones, fondo negro y muy poco atrezo (una mesa cubierta por un mantel y una vieja maleta de madera).

      Lo que más nos sorprendió al empezar el espectáculo fue que solo entró un actor a escena, aunque enseguida nos presentó a sus ayudantes: unas marionetas de madera, rotas en su mayoría. El titiritero nos introdujo en la historia mediante un breve relato en el que nos explicaba cómo encontró a sus títeres y unos fragmentos de obras literarias del Siglo de Oro de la literatura española, más concretamente de Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca.

     En un principio, nos ofreció un pequeño monólogo cantado al más puro estilo de la Edad Media, acompañado de su guitarra española (recogida de la basura y restaurada, comentó el protagonista). Posteriormente, nos enseñó títeres completos y partes, les dotó de un personaje, y representó fragmentos de obras famosas, como Don Gil de las calzas verdes, El gran teatro del mundo, El burlador de Sevilla, El caballero de Olmedo, El perro del hortelano, Fuenteovejuna, etc. Todo esto aderezado con pequeños incisos musicales que hicieron más amena la composición teatral.

   En general, poco importo que solo apareciera un actor, pues su interpretación estuvo llena de gags* que compensaron la falta de compañeros en el escenario y dotaron al espectáculo de dinamismo. Consiguió, por tanto, acercar estos textos cultos a un público joven y actual. Aunque, al finalizar, por si no había sido así, el actor, ya despojado de su papel, abrió un diálogo con el público con el fin de aclarar las dudas que nos hubieran ido surgiendo a lo largo de la representación y para mostrarnos el proceso de fabricación de sus peculiares amigos. 
     
   Como conclusión: no tenemos excusa para dejar de ir al teatro; no es demasiado caro y nos aporta entretenimiento y cultura. 

*gag: en comedia, algo que transmite humor a través de imágenes.

2 comentarios:

  1. Un profesor recortado5 de marzo de 2014, 23:08

    Me parece muy rebien la crítica y muy cierto lo de acudir al teatro, pero ese es un mal que se cura con el ejercicio (de ir más veces).

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  2. ¡Muchas gracias! Estamos totalmente de acuerdo con que hace falta fomentar la cultura entre la juventud, y más concretamente, el teatro.

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